domingo, 30 de abril de 2017

DAR PASO AL FUTURO


                Y me pregunto porqué asalta la luna en estas noches de primavera con un semblante dulce, padrastro del optimismo, y otro punzando la melancolía, simulando a la marchita rosa que clava su espina en la mano confiada que la acoge entre sus dedos, esperando de ella que perdure su olor y color rojo intenso.
                Esta luna que me da vida y, al mismo tiempo me la quita… Construyo párrafos para encontrar el camino que me salve del laberinto de mi rompecabezas interno, y hallo a la luna en mi ventana pidiéndome un áspero artículo que desvele el recorrido de mis pensamientos. Pero estos van tan rápido, tan veloces… que me pierdo en los sucesivos intentos.
                Ignoro si busco una segunda oportunidad. Dudo si tuve una primera. Siento un repentino escalofrío por miedo a dar paso al futuro. Y no puedo llorar esta noche, aun teniendo a la luna presente, porque la química de la felicidad me impregna de tal manera que me ciega el ego sin dejar paso a aquel olvidado pasado que todavía es presente.
                Mi morena piel absorbe la dicha y saluda al sol dándole la bienvenida. Hoy cruzo la línea de los sueños, como tantas veces hice, rápidamente y, sin sueño, me entrego a la noche.

miércoles, 19 de abril de 2017

EL ARCO IRIS


                 Hoy mi alma sigue el compás del arco iris. Contenta. Expectante a los triunfos que me quedan por vivir. Hoy mis labios pronuncian: “Éxito”. Y mi razón me impone calma.
                Tengo frío en esta cálida noche, frío de primavera. Ardo por el furor de mi esperanza. Y sueño con el día de mañana.
                Mi mente está llena de placenteros pensamientos, aunque miento si digo que todos son buenos. El más inocente, mi ilusión por un mañana mejor. El más cruel… El más cruel no lo nombro, tendría que detenerme a pensarlo y en este momento no quiero pensar. Me es suficiente recrearme en el minuto próximo, viviéndolo intensamente… y si he de pensar lo haré solo para entretenerme con mis sueños.
                La Luna ha rozado mi rostro cuando la buscaba detrás del cristal de la ventana. Me ha deseado “buenas noches” y con cariño, perdí mi mirada durante unos segundos en su tenue luz blanca. Le sonreí y dejé de contemplarla para mezclarme entre las sábanas antes de que la noche acabara.

domingo, 16 de abril de 2017

LA LUNA Y EL SOL


                Y el Sol conquistó a la Luna cuando esta se encontraba perdida en la oscuridad de la noche. Aquel disuadió su hastío y la recondujo por el sendero de la luz que ella misma portaba. Le dijo con voz dulce y firme: “Tu formas parte de mí. Tu haces que me distinga marcando la diferencia de lo que es noche. Gracias por hacerme especial. Gracias por no dejarme confundir por tus sombras. Tu también eres luz pero no te acompañan mis rayos, que son mas fuertes, aun así se te ve iluminada a lo lejos en el cielo en las horas oscuras. Tu lucha por mantener esa luz, hace que yo no pierda la ilusión de seguir brillando. Gracias Luna, porque tu luz, aun insignificante, me demuestra que el frío contra el que combato y a temporadas no venzo, no es motivo para dejar de conquistar la tierra.”
                La Luna al escuchar estas palabras del Sol empezó a valorarse. Había estado apareciendo noche tras noche, unas veces menguándose, otras creciendo y alguna vez se mostraba como Luna llena. Se dio cuenta que su luz a pesar de no ser deslumbrante había sido agradable y captado la atención de la Estrella Mayor. La Luna entonces preguntó al Sol: “Si tanto tienes que agradecerme, ¿por qué no compartes la mitad de tu luz conmigo y brillamos juntos?” Entonces se sumergió la humildad y contestó: “No. El Sol soy yo”.

martes, 11 de abril de 2017

QUIERO VIVIR


       Quiero enamorarme de mi destino. Quiero enamorarme de él para no dejarlo escapar. Pensé que iba a ser eterna, y alguien me dijo hoy que no lo voy a ser ¡Qué descaro! Ignorante.
       Quiero ver la luna de cercar sin pisarla. Quiero que la luna venga a mi ventana antes de cerrar mis ojos. Pensé que vendría esta noche y la luna no se dignó a aparecer. ¡Que desilusión! Desagradecida.
       Quiero saber mas de mi que mi propio ego. Quiero saber que mi proximo movimiento será el acertado. Pensé que podría descubrirlo quedándome quieta mirando la pared amarilla de mi cuarto y la pausa no me iluminó con el siguiente paso. Pensé que no podía confiar en mí y mi ego se hizo mas fuerte. ¡Qué desilusión! Soberbia.
       Después de tantos deseos sin cumplir, pensé que lo mejor de todo era no dejar de querer vivir.

lunes, 10 de abril de 2017

BUSCA TU SITIO


                Y es así como la jarra se bendijo y rompió con el hechizo de la ira. Sí, perdió su fuerza al ver aquel rostro que, roto por sus ojos humillados, escupió el consuelo y la comprensión. Y es que no hay mayor satisfacción que el verse tranquilo aun rendido por la flecha que inició la guerra. No hay mayor consuelo que el reconocer que nunca seremos abandonados por nosotros mismos.
                Aquel rostro me mostro entre sus lágrimas que, aún inocente, sintió que podía vencer. Y venció. Sudó cada gota de su sangre para dejar marcharse a la ira y regenerar otra sangre…, ya sin rencor.
                Su cuerpo sin fuerzas sanó pero, no quiso perder la inocencia, ya que esta fue la que le permitió sobrevivir en aquella lucha, que aún sin sentido, se llevó su vida.
                Hoy, anciana y coja, sabe que en la guerra todos pierden, los que vencen y los que no. Esa viejecita ya no llora, ni suda con ira en su sangre, y a pesar de no perder sus tristes recuerdos, se deja llevar por la paz del momento.
                A veces la vida se nos escapa, pero aun sin vida podemos brindar por volver a reencontrarnos con ella, pues esta ocupa su sitio, el cual podemos hallar mientras la energía fluya bajo el mismo cielo.

CADA UNO QUE AGUANTE SU VELA

La opción de alejarnos de un mal sueño, esa oportunidad que nos damos antes de renunciar a nosotros mismos, es quizá la decisión que alcanzamos cuando nos percatamos de que nadie ni quiere ni puede ayudarnos.
Leí que era necesario llorar para sacudirse las emociones. Pero ¿Y si no somos capaces de humedecer nuestros ojos para alcanzar el alivio que alejaría a la tormenta?
Luchamos por convertir el agua sucia en potable. Y no perdemos la esperanza de que el día de mañana sea mejor. Parece que el que sufre es su problema. Y sí, lo es. Quizá un “Hola, ¿Cómo estás?” destrone lo que nos ahoga. Quizá un “Bien, gracias”, nos convenza de que lo estamos.
No se puede asaltar a las personas que pretenden pasar un buen rato con un “uff, me duele el alma”. No se puede pedir a otro un “ayúdame”.
Una vez consciente de que luchamos solos descubriremos si somos capaces de hacerlo. Las batallas no se ganan ni se pierden, las batallas se pelean sin mas. A veces con un sentido y otras siguiendo el rumbo, porque sabes que detenerse es la última opción que siempre estará ahí.