¿Cuánto
tiempo has de pasar compartiendo momentos con personas para considerarlos
amigos? ¿Con qué fuerza has de desear el bien a alguien para quererle? ¿Son los
dioses buenos conmigo cuándo te regalan minutos que quieres hacerlos perennes y
no temes perderlos como un oasis al acercarte a él en el desierto?
Llegas
a casa, después de ese rato de evasión, y perdonas lo que dentro de las puertas
del hogar ha podido no ser tan favorecedor. Llegas inundada de bondad, porque
la felicidad provoca ese efecto, el perdón.
Quizá
el liberarte durante un corto espacio de tiempo de lo que te sientes atada hace
desaparecer la soga que te sujeta las muñecas, y vuelves a sentir que lo que
vives es lo que has escogido para tí. Meditas el porqué de tu asfixia y
reconoces que es para evitar un mal mayor. Compartes tu cocina con personas a
las que crees no querer ver. Pero si una se encuentra satisfecha, llegas a
sentirte mala persona por no olvidar lo que te puede alejar de sentir amor.
Todos
tenemos un destino y este es el que escogemos. Sí, amigos míos, nosotros somos
la causa de nuestros desafíos internos. Creemos ser los poseedores de la razón,
y no tiene razón aquel que cuenta con mas secuaces, sino que la razón no se
inclina por lo que nuestros valores cultivan, esta nunca está de parte
de la defensa del odio y la incomprensión.
Pido
hoy perdón por mi intransigencia. Pido hoy perdón por dejarme llevar por la
fogosidad de mis sentimientos y pido, si se me permiten un tercer deseo,
acceder al quebradizo equilibrio para asumir que lo que yo opino, que no es
malo, no sea mas que eso, una opinión que no perjudique a mis hermanos.
Las
Navidades han terminado y espero que todos esos rencores que me revuelcan en el
pasado, terminen y llegue la tibia cordialidad propia de toda temperatura
ideal. Deseo que mis sueños regresen y perder hoy este perfume que huele a
rencor, volver a vestirme de ingenuidad y hacer de mis días nuevos jardines con
palpitantes proyectos ascendiendo nuevamente a la paz.
Olvidar
no es fácil pero es posible y necesario para continuar avanzando en el interno
mundo de la ilusión.
Preciosa reflexión.
ResponderEliminarGracias Elena.
EliminarPreciosa reflexión.
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