Olvide como se llora y hoy que quiero hacerlo no
puedo. He perdido a mi tortuga y ella me enseñó
que en el silencio de la madrugada una no se debe sentir sola. Me enseñó
que mientras se cocina la música ayuda a concentrarse en la comida. Me enseñó
también que la televisión acompaña en la siesta al medio día. Y como aprendí de
ella que durante la noche antes de dormir se medita, no siento pena de su
pérdida porque sus enseñanzas hacen que ella en mí siga viva.
No lamento haberla conocido y su escapada no me
hace sentir tristeza, sino mas bien agradecimiento por poner los dioses en mi
vida alguien que me enseño lo que en estos momentos necesito. Tal vez, solo
cuando trasnocho y no sigo su ejemplo, me siento perdida entre los recuerdos.
Sí, hoy, que no duermo, la echo de menos.
Soy la que elijo noctambular en la noche sabiendo
que es perjuicio. Me doy cuenta, y esto lo he aprendido solita, que yo decido
perderme en los tristes sentimientos de su ausencia mirando las estrellas o
dormir protegida en los sueños por su presencia. Gracias tortuga por enseñarme
a pensar, gracias por ser tan importante para mí que no necesito olvidarte para
ser feliz.
Vivir sin un ser querido, tortuga o persona, es difícil pero creo q recordar lo q ha aportado a nuestra vida puede hacer q lo llevemos mejor y una manera de q permanezcan entre nosotros. Recordarles con cariño y reír y llorar con sus recuerdos les hará inmortales.
ResponderEliminarUn vivan por tu tortuga!!!
Si One, la vida esta llena de despedidas y no podemos dejarnos llevar por la pena.
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