Cuando te asombras por
ver amanecer y al mismo tiempo aprecias el resplandor de la Luna, no hay sitio
en el que se te ignore por el silencio que todos pretendemos esconder.
Desmaquillarse ante los demás es importante para que la calidad del Sol de
verano surja su efecto al compartir sus rayos en una mesa donde aparecemos
sentadas vosotras y yo.
La amistad es un camino
largo, a veces perenne, otras caduco, infectado por el cariño, la confianza y
el querer. El cándido aroma a éxito se distingue en los largos cafés de media
mañana que te enganchan a esta vida alejando la pregunta de para qué hemos
nacido, al compartir los agitados momentos que aparecen y desaparecen sin freno
ante el torneo de la vida. La agradable meta de la amistad es causa y
fundamento de la cometida sencillez y la ilimitada sinceridad.
Recorrer caminos por
separado y fusionarlos en un café deseado es lo que nos separa de la enfermedad
a estar solos. Cruzando juntas el estrecho de la mañana, siempre recordaremos
que el silbido del Sol inundó nuestras parecidas almas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario