domingo, 14 de agosto de 2016

“EL CAFÉ”


No convoco el pasado al recordar un alter sentarse a mi lado. No presté atención a su causal sexo. Llegaba con una reciente amiga. Soltó sus labios para despedir un saludo, y aunque lo escuché y con cortesía actué, mi ego no detuvo a sus pensamientos.

Otro día distinto y posterior al antes descrito, aquella persona transparente acompañó a la misma mesa que yo. Y así, cada vez que el Sol, la estrella mayor, se ponía, yo me cubría con las mantas de la experiencia de haber compartido con ella un café.

No soy capaz de redactar la palabra justa con la que logró abrir mis ojos a ella. Desde entonces la he visto a menudo, y aunque se me escape el indómito verbo, no está en el la esencia sino en las agradables e inevitablemente mudables consecuencias; un puente, (un lazo), entre sus humanas vivencias y las mías, también sinceras.

lunes, 8 de agosto de 2016

EL PRINCIPITO


En todos nosotros habita ese pequeño planeta del principito, con sus malas hierbas que nos destruyen y las buenas que se tornan rosas. Estas debemos regarlas, aquellas arrancarlas llevándote con ellas aquellos comportamientos que empiezan siendo minúsculos pero terminan con la dulce ternura innata del cariño humano.

El principito sabía perfectamente como quería aquel cordero que le mandó pintar al piloto que se encontró en el desierto. Sí, elegimos a nuestros amigos. Escogemos, si la vida  nos ofrenda con esa suerte, de forma admirable a aquellos a los que confesamos nuestros pesares, pensamientos y alegrías. Nos dejamos acariciar por sus halagos y abrazarnos por su simpatía al transmitir que nos quieren. Somos capaces de mentir por ellos y juntos rodeamos el mutuo afecto por aquello que otros estiman extravagante.

Aquellos que no tienen amigos, ya sea por carecer estos de la facultad de compartir sus intimidades o por esconder sus sentimientos humeantes que el ambiente les fecunda, jamás experimentarán lo que es pertenecer a algo importante. Y es que no se puede vivir sin amigos. O quizá sí. Lo dudo… prefiero no comprobarlo.

Brindo hoy por mí de nuevo, como todos los días, por encontrar el camino a saciar la sed del cariño y por no sentirme descolocada ante tantas bengalas sorpresas. Doy gracias a los dioses por actuar, a veces, sin mi permiso a arrancar una mala hierba que se oculta entre las buenas. Ellos, los dioses, iluminan de alguna manera eficazmente el destino que mañana me está esperando.

viernes, 5 de agosto de 2016

LA CÁLIDA AMISTAD


Cuando te asombras por ver amanecer y al mismo tiempo aprecias el resplandor de la Luna, no hay sitio en el que se te ignore por el silencio que todos pretendemos esconder. Desmaquillarse ante los demás es importante para que la calidad del Sol de verano surja su efecto al compartir sus rayos en una mesa donde aparecemos sentadas vosotras y yo.

La amistad es un camino largo, a veces perenne, otras caduco, infectado por el cariño, la confianza y el querer. El cándido aroma a éxito se distingue en los largos cafés de media mañana que te enganchan a esta vida alejando la pregunta de para qué hemos nacido, al compartir los agitados momentos que aparecen y desaparecen sin freno ante el torneo de la vida. La agradable meta de la amistad es causa y fundamento de la cometida sencillez y la ilimitada sinceridad.

Recorrer caminos por separado y fusionarlos en un café deseado es lo que nos separa de la enfermedad a estar solos. Cruzando juntas el estrecho de la mañana, siempre recordaremos que el silbido del Sol inundó nuestras parecidas almas.

martes, 2 de agosto de 2016

ACEPTAR EL “AHORA”


Esta vida a la que nos aferramos no detiene su paso al caminar. En la unión de unos rápidos segundos puede transformarse nuestra camisa blanca en un pozo de vino tinto, como el amor se puede desvanecer ante el miedo de vernos comprometidos por azar.

Queremos ser dueños de nuestro destino e ignoramos que este ya está escrito. Rompemos en sollozos si no vemos cumplidos nuestros deseos y es que deseos, en realidad, solo hay uno: no sufrir en el futuro.

Construimos sueños para lo que nos deviene y olvidamos disfrutar del momento aunque sea solo con nosotros mismos. Luchamos en el presente por un futuro que ya está siendo producto del pasado. Reímos si nos evadimos del “ahora” y no somos conscientes de que este “ahora” es lo que somos.

Desencantados a veces nos dejamos llevar por una corazonada que no es tal, sino el deseo incontrolable de cumplir los sueños que creemos merecernos sentir. No nos comamos las migajas de nuestro camino, es mejor esperar a ver la hogaza de pan que adorna nuestros quehaceres cotidianos. Sí, amigos, es mejor aceptar lo que ya está escrito.