Las palabras que escucho son dispersas. Un
sueño para morir, otro por vivir.
Almas ocultas que se descubren en
presencia de un café, consultorios de una sobremesa en sábado.
Los sueños confunden mi realidad
y el conjunto de estrellas que esta noche se concentraran en mi almohada serán
historias que pueden permanecer en pergaminos o ser aparcadas en el olvido.
No voy a conspirar por lo que
tanto he luchado, a lo que tantas horas he dedicado pero si voy a permitirme
dormir esta noche con un sueño gravado. Gravado
por las prudenciales agujas del deseo.
Consciente de dignificarme por el
trabajo, la constelación de mis deseos con mis sueños, me doy cuenta que quizá
mi deseo no es lo que anhelo.
Busco la tranquilidad y la paz en
aquello que me aportara felicidad o lo mejor es que en esta búsqueda me
entretengo entro unos proyectos y otros, siempre al límite para conseguirlos.
Siempre guiada por el instinto de un victorioso fin después de un impulsivo
comienzo.
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