domingo, 8 de enero de 2017

LA TRINIDAD


No sé si os acordareis de mi publicación del 29 de diciembre en la que os contaba que había rezado. Rezo poco. Porque acordarse de que hay algo a lo que agradeces ser tú misma no es rezar ¿verdad?

¿Qué representa Dios? Él no es más que esa fuerza que llevamos todos dentro y que mantiene viva la esperanza de que algo externo a nosotros haga lo que no estamos dispuestos  a hacer por nosotros mismos. Él es todo eso.

Hemos sido capaces de transformar la energía del universo en lo que ahora tenemos por mundo. Desconozco porque la Fe puede volverse a veces en contra nuestra pero escuchadme amigos míos que la unión de nuestras fuerzas es la esperanza del mañana. Recordar que esa esperanza es Dios. Ir a misa es unir fuerzas con otras personas, expulsando la mala energía y retroalimentándonos de la buena.  Meditar es equilibrar la energía que recibimos del exterior en nuestro interior para de esa forma hacernos fuertes e invencibles. Y Dios es esa energía. Por lo tanto, ya que esa energía está en todos, yo soy una parte de Dios. Y por eso Él es padre, hijo y espíritu santo, y yo también lo soy en la medida en que es la misma energía la que nos forma a todos, todos somos el todo y como parte de ese todo, yo también lo soy.

Y si todavía no os he convencido de que todos somos Dios, analizar el poder que tenemos. Somos capaces de dar vida como también de quitarla. Somos capaces de transformar la materia. Y decidme ¿Todavía no creéis que sois Dios?

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