martes, 27 de diciembre de 2016

EL PODER DE LOS RECUERDOS


            Somos indigentes, pidiendo que las Navidades pasadas regresen. Los días en que Papá Noel no existía y hacían presencia en nuestras vidas la figura de los abuelos en su lugar. No tengo nada en contra de ese ser de barba blanca, pero los abuelos significaban mas que toda la ilusión que un niño pueda tener ahora por el presente que aquel plebeyo ofrece.

            El duelo de pasar la Navidad sin poder abrazar a un ser querido se comparte entre los que vencen la tristeza sintiendo cerca a los nuevos miembros de la familia. Los mas pequeños no entienden de melancolía. Cubrimos nuestros recuerdos con la ilusión de las nuevas generaciones. Pero el poder de los recuerdos acecha en la mesa y, el dulce sabor amargo de la Noche Buena se palpa en esa vela encendida que da cuerpo a las pesadas almas del pasado.

            El pino encorsetado con los adornos y el espumillón…, las guirnaldas y las luces de colores, parpadeantes como la felicidad en la Navidad…, parpadeante. La vida pasa entre el olvido el resto del año, pero en diciembre, admirablemente, la sociedad se conmociona y brinda homenaje a sus recuerdos.

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